miércoles, 9 de enero de 2008

La primera maravilla de Sevilla

Ahora proponemos desde "Rincones de Sevilla" pasear y conocer la historia de uno de los edificios civiles más emblemáticos de la capital hispalense, los Real Alcázares de Sevilla. Historia
S. X Origen y Dar Al-Imara
El origen del Alcázar, lo podemos situar en la época del primer Califa andaluz Abd al-Rahman III, quien sobre un antiguo asentamiento romano y más tarde visigodo, extramuros de la ciudad, donde al parecer estuvo la basílica de San Vicente Mártir y fuera enterrado San Isidoro, decide edificar su Alcázar en el año 913 de nuestra era, después de la revuelta contra el gobierno de Córdoba.
El recinto de "Dar Al-Imara" (Casa del Gobernador) dispuso de planta sensiblemente rectangular con unas dimensiones de 120 x 180 m, de cuyos lienzos pétreos aún quedan importantes paños.
S. XI Reyes Taifas y Al-Mutamid
Durante el siglo XI, el segundo de los reyes taifas, Al-Mutamid, amplía hacia poniente las primitivas estructuras palatinas y levanta su nuevo Palacio llamado "Al-Mubarak" (La Bendición), con entrada por donde hoy se encuentra el arquillo de Mañara o de la Plata. Según los textos árabes, en el centro de Al-Mubarak existía el gran salón "at-Turayya" (Zoraya, la Constelación de los Pléyades), donde tres siglos más tarde el rey
cristiano Pedro I aloja el actual Salón de Embajadores en la Construcción de su Palacio Mudéjar.
S. XII-XII Almorávides y Almohades
En la etapa Almorávide (1091-1147) no se sabe de la ejecución de ninguna obra destacada.
Los Almohades convierten la ciudad de Sevilla en la capital del nuevo imperio magrebí. Construyen parte del área ocupada por el Palacio de “Al-Muwarak”, el Jardín del Crucero, actual Patio de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, sita en la Plaza de la Contratación.
Sobre el viejo “Dar Al-Imara” levantan el principal Palacio Almohade conocido coo del Yeso del siglo XV, llegando a nuestro tiempo como uno de los pocos restos de arquitectura civil Alm
ohade existente en la península.
Siglo XIII Alfonso X
En 1254, Alfonso X el Sabio, manda edificar su Palacio en estilo gótico, incorporando el segundo Patio del Crucero Almohade, asentándose a su vez en una parte del primitivo “Dar Al-Imara” y posterior Palacio Magrebí. De aquel nos quedan los conocidos “Salones de Fiestas” y las cuatro torres con escalera de caracol, que les proporciona el antiguo nombre de “Palacio del Caracol”, siendo considerado como el elemento de arquitectura gótica civil situado más al sur de Europa.
S. XIV Alfonso XI y D. Pedro I
Por el lado occidental del Almohade Palacio de Yeso, Alfonso XI ordena construir la Sala de Justicia (arquetipo de mudejarismo civil) a mediados del siglo XIV, tras su victoria de la batalla del Sala
do. Poco tiempo después, el Rey D. Pedro I el Cruel o el Justiciero, construye el Palacio Mudéjar entre 1.364 y 1.366 con alarifes y carpinteros de origen musulmán, procedentes de Sevilla, Granada y Toledo, con materiales perecederos como son la cerámica, el yeso y la madera, respetando la máxima coránica que impide hacer obras “eternas”, por aquello de… “ningún ser humano puede hacer competencia al Creador”.
El Palacio del Rey D. Pedro I tiene una superficie de 2.250 metros cuadrados aproximadamente, y en él se sigue el esquema de la popular Casa Patio, separando la parte oficial en torno al Patio de la Doncellas y las estancias privadas alrededor del Patio de las Muñecas. La decoración aplicada se sustenta en la conocida simetría islámica a través de elementos vegetales y geométricos reunidos, fundamentalmente en los paños cerám
icos, con el principal argumento de cualquier religión monoteísta: la unidad y la multiplicidad.
S. XV-XVI Reyes Católicos y Descubrimiento de América
En el siglo XVI proporcionaría al Alcázar el mayor enriquecimiento conocido en su historia. Los grandes bienes llegados a la ciudad durante los años de “Puerto y Puerta de las Indias” aumentan considerablemente los ingresos y permiten como no, la ejecución de importantes obras, sobre todo en el Palacio Alto, convirtiéndolo en un confortable alojamiento para los meses de invierno.
S. XVII
En esta época, Sevilla vivirá un período de fuertes contrastes con etapas de gran prosperidad y por el contrario, también, de inevitables decadencias. El Alcázar se verá enriquecido con nuevas e importantes obras, efectuadas para una anunciada
visita de Felipe III, que nunca se llegaría a realizar.
El milanés Vermondo Resta construye el nuevo zaguán y apeadero, se levantan las nuevas caballerizas en el Callejón del Agua, y por otro lado, se ordena el Patio de la Montería y se realizan las nuevas cocinas en el sitio conocido posteriormente como Cuarto del Asistente. Vermondo Resta en la época del monarca Felipe IV y bajo las directrices del alcalde y primer ministro, el Conde Duque de Olivares, centró su actividad en la remodelación de los jardines.
También entre 1.625 y 1.626 se instala en el palacio que actualmente ocupa el Patio del León, el mayor teatro que tuvo Sevilla (Corral de la Montería), siendo pasto de las llamas a finales de siglo, después de haber servido para la representación de las importantes obras de la época.
Siglo XVIII

En la primera etapa borbónica, el Alcázar vivirá momentos de esplendor motivado por la estancia de la Familia Real y toda su Corte durante cuatro años, construyéndose la Armería Real, hoy Sala de Exposiciones del Apeadero.
En el reinado de Fernando VI se produce el conocido terremoto de Lisboa, que causa estragos en diversas zonas del Alcázar, siendo necesario apuntalar la Galería de Grutescos y los Baños de Doña María de Padilla. Asimismo, destruye por completo suntuosas cámaras que aún subsistían el viejo Alcázar dando a la Huerta de la Alcoba.
Cinco años después, en 1760 y reinando Carlos III se decide macizar hasta el nivel superior del patio del primitivo Jardín del Crucero. Igualmente, se levanta como consecuencia del terremoto el actual Salón de Tapices, con un pórtico de traza c
lasicista diseñada por el ingeniero Sebastián Van der Borchst.
Con Fernando VII, se ejecutarán diversas operaciones con absoluto desatino, como fue encalar las Galerías del Patio de las Doncellas, anulando por completo su variado cromatismo.
Siglo XIX
En el reinado de Isabel II el conjunto servirá de residencia de los Duques de Montpensier. Se interviene en el actual entresuelo y la Galería superior del Patio de las Muñecas, la colocación de espejos en la cúpula del Salón de Embajadores y la reproducción de yeserías copiadas de la Alambra.
Siglo XX-XXI
En 1931 la titularidad del conjunto monumental pasa al Ayuntamiento de Sevilla, quien ha venido responsabilizándose de
la gestión y conservación de los Palacios y sus Jardines. En 1993 se constituye como órgano de gestión, el Patronato del Real Alcázar y más adelante, en 1995, adquiere capacidad jurídica como Organismo Autónomo Municipal.
El 12 de abril de 1988 el Ayuntamiento de Sevilla y Patrimonio Nacional firman un Convenio por el cual, y entre otros acuerdos, establece que el Consistorio, como único propietario autoriza con carácter indefinido la utilización, del denominado Cuarto Real Alto con sus dependencias anejas, para el uso y servicio exclusivo de residencia de SS.MM los Reyes de España y miembros de la Familia Real durante sus estancias en la ciudad, garantizándose por tanto, la permanencia del uso secular del Alcázar, lo que hace que sea considerado como el Palacio Real más antiguo de Europa en activo.

Estancias
Justo en la entrada tenemos la Puerta del León, estilo almohade, desde este sitio todo lo que vamos a ver es un conjunto extraordinariamente mezclado de arte árabe y cristiano, cruzando la muralla árabe del siglo XII, donde primero nos situamos es en el Patio de la Montería, su nombre se debe a los monteros que acompañaban al rey en sus partidas de caza. Pasamos al patio del León donde se pueden contemplar magníficas filigranas del Palacio de Pedro I, a la derecha se sitúa el Cuarto del Almirante, destinado por Isabel la Católica como Casa de Contratación tras descubrir el Nuevo Mundo, se conserva en el recinto la “Virgen de los Mareantes” de Alejo Fernández, obra de 1531 como recuerdo del hecho producido y donde se proyectaron los más célebres viajes de los descubridores, como la Primera Vuelta al Mundo de Magallanes. En el otro extremo del patio hay unos salones del S. XVIII, construidos sobre restos de un palacio gótico del que aún se conservan los Baños de María de Padilla, la Capilla y el Salón de Carlos V.
Caminando a lo largo de las galerías y salas decoradas con bellos azulejos y admirando los preciosos techos mudéjares, desde el vestíbulo se llega al Patio de las Doncellas, patio principal, una obra maestra del arte mudéjar andaluz. Los Apartamentos Reales están en una primera planta con salas redecoradas en el siglo XVIII. Nos encontramos con la Sala de los Reyes, la Sala de Carlos V conteniendo grandes tapices de Bruselas, el Salón del Emperador con azulejos del S. XV y tapices flamencos y el famoso Salón de Embajadores, una sala cubierta por una cúpula semiesférica adornada de complicados arabescos dorados, todas tienen vistas al patio. La última es la habitación más importante del Alcázar.
Desde la Sala de Felipe II se llega al Patio de las Muñecas, su nombre se debe a los pequeños rostros visibles en varios de los arcos, con bellísima ornamentación de azulejos y arabescos de estuco, es típico animar a los vis
itantes que descubran las caritas de muñecas talladas en diversas columnas,ya que si prestas atención podrás encontrar nueve caras, en distintas zonas de la estancia. Según la tradición “trae suerte” a quien la encuentra por sus medios.
Jardines
Pasear por los Jardines del Alcázar puede ser uno de los paseos más agradables de Sevilla, donde se aúnan caracteres árabes, renacentistas y modernos. Están dispuestos en terrazas, de vegetación verdeante, multitud de naranjos y palmeras, con fuentes y pabellones donde se respira frescor y quietud, lugar para el sosiego y descanso en la calurosa ciudad. Se destacan los Jardines del Príncipe con la fuente de Neptuno, y los Jardines del Naranjal con la fuente del León, y el Pabellón de Carlos V, donde murió el rey Fernando III. El resto de jardines son más modernos, podemos encontrarnos con el escudo y nombre del rey Alfonso XIII.
Fotografías realizadas por Marta Aguilar


miércoles, 2 de enero de 2008

El Oasis del Distrito Este

Previsto desde el Plan General de Ordenación Urbana de 1962, el Parque Amate, como muchos otros de la ciudad, no vería abiertas sus puertas hasta muchos años después. Diversas complicaciones administrativas, entre las que se contaba el uso de los terrenos por parte de un canódromo, la tardanza en la redacción del proyecto, que comenzaría en 1974 y problemas en su ejecución, impidieron la apertura del parque hasta 1987, año de su inauguración.

El parque está estructurado en torno a un gran eje central a lo largo del cual se disponen una plaza semicircular, un enorme estanque para riego de los jardines y una fuente. De esta gran avenida central parten numerosos caminos que, formando una sencilla red, atraviesan las casi 32 hectáreas de albero y césped del parque. Las dobles alineaciones de árboles dispuestas en la avenida principal a modo de bóveda y las amplias praderas del parque permiten realizar un agradable paseo por el mismo.

Accediendo al parque por la puerta de la calle Amor, nos encontramos con un paseo poblado de tipuanas (Tipuana tipu) que nos conduce junto con falsos pimenteros (schinus molle) hacia una de las tres plazas que vertebran el eje principal, la de la fuente. Desde la plaza y mirando hacia la avenida central en dirección este observamos una alineación central de washingtonias acompañadas por adelfas (Nerium oleander) y en sus márgenes por tipuanas. Esta alineación nos lleva hacia un sendero en el que vamos encontrando encinas, olivos, cipreses, acacias australianas, buganvillas, lantanas y arces. Desembocamos en una zona de juegos infantiles en la que podemos encontrar manzanos de flor (Malus x purpurea). Esta glorieta infantil permite alcanzar otra de las entradas del parque, la de la esquina de Amor con Juan XIII; desde aquí vamos avanzando a través de jaboneros de China, mimosas, braquiquitos y aligustres hacia el paseo central en el que nos encontramos con álamos blancos (Populus alba), y alguna acacia negra.

Volviendo a la plaza de la fuente, partimos ahora hacia el oeste guiados por olmos, acacias blancas y un ombú. Desviándonos hacia el norte pasamos a otra área de juegos infantiles desde la que podemos observar ejemplares de cinamomos, tarajes, moreras y plátanos. Desde allí pasamos a una glorieta en la que los llamativos dragos, olivos y cipreses nos guían hacia el estanque central hacia el que paseamos acompañados por robinias. En el paseo hacia el estanque también podemos divisar un árbol del fuego, aves del paraíso, sauzgatillos, y paseos flanqueados por acacias blancas.

Llegamos así al enorme estanque central que rodeado por ¿pica picas¿ (Lagunaria patersonii) y jacarandas conforma el principal espacio abierto del parque. Desde esta agradable área nos dirigimos hacia el norte a través de falsos pimenteros, boneteros, pitosporos y árboles del amor recorriendo un largo paseo que nos lleva hacia la periferia del parque. En el camino por este paseo y dirigiéndonos hacia la última de las plazas enclavadas en la avenida central, la plaza semicircular, encontramos plátanos, arces, casuarinas, parquinsonias (Parkinsonia aculeata), así como jaboneros, ombúes y alguna palmera datilera.

Alcanzamos así la plaza semicircular que preside el extremo oeste de la gran avenida. Desde esta plaza podemos observar alguna palmera canaria, una morera, una acacia de bola (Robinia pseudoacacia var .umbraculifera), un manzano de flor y muchas especies más. Tomando desde la plaza un pequeño camino en dirección sur, nos dirigimos hacia un agradable paseo, enmarcado por moreras y conformado por pequeñas glorietas que, marcando un acompasado ritmo, nos van dirigiendo hacia otra de las entradas por la calle Amor. Esta entrada, conectada con el gran estanque mediante un paseo, queda enmarcada por magnolios.

Siguiendo el recorrido hacia el este por el paseo flanqueado por moreras vamos observando un ficus, aves del paraíso y, en el corto recorrido que nos separa de la puerta por la que comenzamos nuestro paseo, ombúes, árboles del amor, acacias de bolas y varios ciruelos japoneses.

El Parque Amate, el segundo gran parque que tuvo la ciudad tras el Parque de Los Príncipes, se ha convertido con el paso de los años en un agradable espacio para la estancia y el paseo de todos los vecinos del área de Sevilla Este.

Detalles:
- Situacion: Entre C/ Amor, Avenida Juan XIII y C/ Carlos Marx.
- Para llegar, líneas 5, 22, 23 ,24, 25
-Extension: 316.800 m2